domingo, 10 de mayo de 2015

Tres vidas chinas

Del autor de Balzac y la joven costurera china

Un adolescente de doce años, afectado por una extraña enfermedad que le otorga el aspecto de un viejo de diminuto tamaño, se convierte en la última adquisición del director de la cantina de la cárcel.
Una joven patinadora sobre hielo está convencida de que su padre, vigilante de un depósito de agua, es el culpable de la desaparición de su madre.
Un estudiante de arte recuerda la noche en que su madre avivó las brasas de la forja para fabricar una larga cadena de hierro con la que sujetar a su otro hijo, víctima de la locura del plomo.
Tres vidas que transcurren simultáneamente y en paralelo en una isla que responde al nombre de Nobleza: un gigantesco decorado digno de una película de ciencia ficción a dónde van a parar los desechos eléctricos de un país enorme, la China moderna, el gran taller del mundo.
Tres historias metafóricas y de imágenes fulgurantes que cautivan al lector por su fuerza poética y porque, a pesar de su apariencia dramática, son un auténtico canto a la libertad.


Tiempo sin aire

María, una enfermera colombiana que perdió a su hija a manos de tres paramilitares, viaja desde Colombia acompañada por su hijo pequeño, hasta Santa Cruz de Tenerife para encontrar y vengarse de uno de los asesinos. 
Guarda una foto que encontró en su hogar destruido, con un rostro, una dedicatoria y un nombre: Iván. Gonzalo, un psicólogo escolar cuya existencia da un vuelco el día que conoce a Maria, se implicará con ella en su incesante y obsesiva búsqueda. 

Mientras tanto, ajenos a todo, en algún rincón de la capital canaria, la vida de Iván y su novia Vero está a punto de cambiar para siempre