domingo, 25 de septiembre de 2022

Un año y tres meses


 ¿Es la tristeza, la devastación íntima, lo que nos da la medida de nuestro amor cuando perdemos al ser amado? ¿O será tal vez la intimidad de la convalecencia una extraña forma de ternura, el último asidero de la felicidad compartida?

Un año y tres meses reúne los poemas escritos por Luis García Montero a raíz de la pérdida de su mujer, Almudena Grandes. Son poemas que evocan con delicadeza y emoción contenida a veces, desatada otras, la enfermedad y la convalecencia de ella, la vivencia y la emoción de lo vivido. En sus versos se despliega el argumento del último paseo en verano, el diagnóstico inesperado, los cuidados, la noche de Fin de Año en el hospital, el desgarro del dolor, la casa vacía, los recuerdos convocados por la ausencia, los momentos de una larga historia de amor que aquí cobra todo su sentido.

Tal vez el libro más conmovedor de Luis García Montero, por la contención, la evocación serena de momentos angustiosos, la inmensa ternura evocando la complicidad y el recuerdo de la que ya no está. Tal vez por ello, y sin proponérselo, uno de los más hermosos libros de amor de la literatura reciente.

La vida padre

 


lunes, 12 de septiembre de 2022

Dios mío, pero qué nos has hecho?

 


Una mujer y dos gatos

 


La protagonista, trasunto de la propia autora, relata y desgrana una etapa de soledad, marcada por una ruptura sentimental y la marcha de sus hijos, cada uno a un destino que no puede visitar.


En el transcurso de estos meses, acompañada tan solo por sus dos gatos, la escritura se convertirá en el único acto de resistencia posible frente a la adversidad. Repasará los momentos clave de su existencia, vistos desde una óptica obligadamente distinta, en la que una mujer —que es también hija, madre y amante— se convertirá en una mentirosa.

La desobediencia será la luz que alumbrará su camino.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Últimos días en Berlín

 


Cuando el amor y la esperanza son más poderosos que el odio y la furia

Cuando Yuri Santacruz asistió al nombramiento como canciller de Adolf Hitler, no podía imaginar lo mucho que cambiaría su vida en Berlín. Había llegado allí unos meses atrás, después de haber huido, junto con parte de su familia, de San Petersburgo, asfixiados por una revolución que los había dejado sin nada. A Yuri también lo privó de su madre y su hermano pequeño, a quienes las autoridades rusas no permitieron la salida del país.

Ya en Berlín, su sentido de la justicia lo impulsará a defender a un joven comunista agredido por las tropas de asalto de Hitler. Ese día, además, conocerá a su gran amor, Claudia. Su vida dará un giro inesperado, y la que hasta entonces había sido su máxima prioridad, buscar a su madre y a su hermano, será sustituida por otra más urgente en esos tiempos convulsos: seguir con vida.