Ocho historias componen Tierra desacostumbrada. La mayoría son narraciones largas, de entre cuarenta y cincuenta páginas cada una. Las cinco primeras, de notable calidad, ocupan dos terceras partes de la obra. Las tres restantes aparecen agrupadas bajo un hilo conductor común: la relación y los encuentros que dos personas mantienen en diferentes momentos de sus vidas. Se trata, pues, de relatos de larga extensión, más parecidos a los capítulos de una novela que al tipo de narración corta al que quizá estemos acostumbrados. Y sin embargo, esa larga extensión no sólo está justificada, sino que resulta fundamental para la consecución del efecto buscado en cada una de las historias.
El objetivo que Jhumpa Lahiri persigue en Tierra desacostumbrada es verdaderamente complejo y difícil de lograr: explicar y transmitir sentimientos. Esa es una tarea que requiere un tiempo, un espacio y una atmósfera adecuada, más aún tratándose del tipo de emociones que busca expresar Lahiri. De ahí la longitud de los relatos, narraciones por otro lado tan variadas como la visita de un padre a su hija –ya casada y con hijos- tras el reciente fallecimiento de la madre; la vida de una mujer dedicada a su marido y a su casa y el tremendo dolor que esconde; el corto fin de semana que un matrimonio de mediana edad pasa en un hotel con motivo de la celebración de una boda a la que han sido invitados; la peculiar relación que a lo largo de los años mantienen dos hermanos unidos por el afecto, pero separados por algo más que la distancia o el vínculo que se establece entre dos compañeros de piso y el dilema moral al que uno de ellos tiene que hacer frente.
El objetivo que Jhumpa Lahiri persigue en Tierra desacostumbrada es verdaderamente complejo y difícil de lograr: explicar y transmitir sentimientos. Esa es una tarea que requiere un tiempo, un espacio y una atmósfera adecuada, más aún tratándose del tipo de emociones que busca expresar Lahiri. De ahí la longitud de los relatos, narraciones por otro lado tan variadas como la visita de un padre a su hija –ya casada y con hijos- tras el reciente fallecimiento de la madre; la vida de una mujer dedicada a su marido y a su casa y el tremendo dolor que esconde; el corto fin de semana que un matrimonio de mediana edad pasa en un hotel con motivo de la celebración de una boda a la que han sido invitados; la peculiar relación que a lo largo de los años mantienen dos hermanos unidos por el afecto, pero separados por algo más que la distancia o el vínculo que se establece entre dos compañeros de piso y el dilema moral al que uno de ellos tiene que hacer frente.
Jhumpa Lahiri nació en Londres de padres bengalíes y a los dos años de edad se trasladó con su familia a Rhode Island, Estados Unidos. Su primer libro, Intérprete de emociones, una colección de relatos, obtuvo el Premio Pulitzer, el PEN/Hemingway Award y el premio de la revista The New Yorker al mejor debut literario del año. Lo siguió la novela El buen nombre, que volvió a cosechar un extraordinario éxito crítico y comercial, y fue llevada al cine por Mira Nair. Tierra desacostumbrada, su tercer libro, ha recibido el Premio Frank O’Connor, el Premio Vallombrosa Von Rezzori y fue escogido por The New York Times Mejor Libro del Año 2008. Definitivamente, la opinión unánime es que Jhumpa Lahiri se ha consolidado como una de las voces más importantes de la narrativa norteamericana en la actualidad.
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