El oxímoron, (Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador.), evocado por el título 'La utilidad de lo inútil' merece una aclaración. La paradójica 'utilidad' a la que me refiero no es la misma en cuyo nombre se consideran inútiles los saberes humanísticos y, más en general, todos los saberes que no producen beneficios. En una acepción muy distinta y mucho más amplia, he querido poner en el centro de mis reflexiones la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad utilitarista. [...] Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espiritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante 'homo sapiens' pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.NUCCIO ORDINE"Algunos impenitentes agradecemos a Nuccio Ordine su manifiesto La utilidad de lo inútil en el que repasa las opiniones de filósofos y escritores sobre la importancia de seguir tutelando en escuelas y universidades ese afán de saber y de indagar sin objetivo inmediato práctico en el que tradicionalmente se ha basado la dignitas hominis".
Demócrito (c. 460-370 a.C.) fue un filósofo griego y contemporáneo de Sócrates que nació en Abdera (o Mileto según otras fuentes) y que fue, junto con su maestro Leucipo (s. V a.C.), el primero en proponer un universo atomista. Demócrito afirmaba que todo está compuesto de diminutos bloques indivisibles llamados átomos.
Se sabe muy poco de Leucipo y muy poco de su obra ha llegado hasta nuestros días, pero entre los antiguos se lo conocía como el maestro de Demócrito y parece ser que escribió sobre muchos otros temas, además del atomismo. A Demócrito se lo conoce como “el filósofo que ríe” por la importancia que le daba a la alegría. Como en el caso de Leucipo, casi toda su obra se ha perdido, pero autores posteriores sostienen que escribió alrededor de 70 libros sobre temas tan variados como la agricultura, la geometría, el origen del hombre, la ética y la astronomía, así como también sobre literatura y poesía; filósofos posteriores lo tenían en alta estima y citaron fragmentos de su obra, en especial Aristóteles (384-322 a.C.).
El lienzo seguramente fue pintado en los primeros años de Velázquez en la corte pues toda la parte inferior, el globo terráqueo y las vestiduras del personaje, sobre todo el manto o capa que se proyecta en primer término, se relacionan muy directamente con obras de esos años, e incluso con los personajes de Los borrachos, pintado probablemente entre 1627-1628, y cobrado en 1629. Es evidente que la cabeza, el cuello blanco y la mano, resueltos con otra técnica, más suelta y «brava», deben ser fruto de una reelaboración posterior, quizás hacia 1639-1640, por su semejanza técnica —relativa— con el llamado «Bobo de Coria» o «Calabacillas» creído de esas fechas.
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