domingo, 14 de febrero de 2021

Lágrimas en los tejados

 


Mi abuelo Antón, el gran abuelo Antón de manos calientes, callosas y fuertes que me lanzaba por los aires como si fuera un gorrión, se va. Cada día se va un poquito más. Lleva ya varios meses que no me reconoce. Cada vez que voy a verlo me llama Pilar, creyendo que soy mi abuela. Él me confunde porque esa maldita enfermedad le está dejando el cerebro como un queso gruyere.

Primera novela de Sandra Araguás en la que nos habla de la Bolsa de Bielsa y los olvidados de la guerra civil.

lunes, 8 de febrero de 2021

Un amor

 


La historia de Un amor ocurre en La Escapa, un pequeño núcleo rural donde Nat, una joven e ​inexperta traductora, acaba de mudarse. Su casero, que le regala un perro como gesto de bienvenida, no tardará en mostrar su verdadera cara, y los conflictos en torno a la casa alquilada –una construcción pobre, llena de grietas y goteras– se convertirán en una verdadera obsesión para ella. El resto de los habitantes de la zona –la chica de la tienda, Píter el hippie, la vieja y demente Roberta, Andreas el alemán, la familia de ciudad que pasa allí los fines de semana– acogerán a Nat con aparente normalidad, mientras de fondo laten la incomprensión y la extrañeza mutuas.

La Escapa, con el monte de El Glauco siempre presente, terminará adquiriendo una personalidad propia, oprimente y confusa, que enfrentará a Nat no solo con sus vecinos, sino también consigo misma y sus propios fracasos. Llena de silencios y equívocos, de prejuicios y sobrentendidos, de tabús y transgresiones, Un amor aborda, de manera implícita pero constante, el asunto del lenguaje no como forma de comunicación sino de exclusión y diferencia.

Sara Mesa vuelve a confrontar al lector con los límites de su propia moral en una obra ambiciosa, arriesgada y sólida en la que, como si de una tragedia griega se tratara, las pulsiones más insospechadas de sus protagonistas van emergiendo poco a poco mientras, de forma paralela, la comunidad construye su chivo expiatorio.

Marta

 


Quizás el argumento de “Marta” sea peligrosamente típico: el reencuentro, treinta años después, con el primer amor de juventud. El pasado idealizado, el primer sentimiento puro y su rescoldo -candente aún- enfrentándose al presente imperfecto y su corteza lunar. La ruleta de la vida y sus imperfecciones e insatisfacciones; su tedio; contra la deflagración y la materialización del recuerdo perfecto. La rutina y su lluvia ácida frente a un revulsivo, un contraveneno, el antídoto más eficaz.

La historia no es original; entonces, ¿dónde está la diferencia? Pues la diferencia está en quién y cómo lo cuenta. La diferencia está en Víctor Juan. En contar una historia que otros han contado antes y no caer en el amaneramiento. El mérito de Víctor Juan está en que conoce el valor, la fuerza de las palabras. En saber elegir, en saber escribir con las palabras que sirven para recrear y entender el mundo, explicar los sentimientos o para mostrar la belleza.
La historia típica es la parte de telenovela, la parte de bolero. Pero Víctor Juan nos recuerda la parte de verdad, la parte íntima que esconden la letra de esos boleros y esas canciones de amor en los que la vida es eterna en cinco minutos. Porque “Marta”, sí, nos habla del primer amor y su incombustibilidad, de su reencuentro en el instante preciso y en el momento adecuado; del seísmo, la erupción que provoca; pero no como un melodrama sino como la puerta que se abre y hace entrar la luz iluminando un interior vacío. Pero lo más importante de esta historia de amor atemporal no es el lugar común, no es cambiar un nombre por otro y quedarse en el mismo lugar, no. Esta novela es una autoafirmación. El descubrir el yo individual, lo que somos cada uno, lo que queremos hacer con nosotros mismos. Recuperar el interés y la ilusión, tener algo que esperar, algo que desear.
Y es también un homenaje a Zaragoza. A sus calles, a el Tubo de la infancia y sus portales oscuros, y, sobre todo, a la orilla del Ebro, a su paisaje en extinción. Y es también la coherencia y la valentía del hombre que no se vende. Del hombre sin ambición, sin deudas, sin necesitar más que lo necesario, lo que de verdad importa. Vivir sin desear nada. Y es una novela contra la corrupción política, el dinero y la vanidad humana.
Víctor Juan (falso cantante de boleros) nos obliga a mirarnos, a enfrentarnos con lo que tenemos y lo que nos falta; a lo que hemos perdido, en lo que nos hemos convertido. Porque llegada cierta edad la desilusión se hace una enfermedad degenerativa. Resignarse era vivir como si todo pudiera posponerse para la vida eterna. Tenemos el compromiso con la alegría, la obligación de la felicidad. Ése es el único imperativo con el que nacemos.
La íntima verdad es que todos necesitamos esa ilusión. La íntima verdad, la absoluta e innegable verdad es que se hace necesario buscar esa ilusión y atraparla. Raptarla, capturarla sin posibilidad de rendición. No claudicar, no pensar que ya no hay nada que hacer, que no merece la pena asumir riesgos, buscar, seguir intentándolo. Que siempre es todavía.

Artemisa


 Artemisa es probablemente una de las divinidades más antiguas del panteón griego, y, precisamente por esto, es al mismo tiempo una de las más veneradas en todo el Mediterráneo. Artemisa es una diosa con dos facetas fundamentales. Es, por un lado, una diosa femenina que no tolera el contacto con los hombres, por lo que en muchos lugares su culto está restringido a las mujeres, estando severamente castigada la presencia de hombres durante el desarrollo de los mismos. Por otro lado, Artemisa es una diosa salvaje y agreste, divinidad protectora de la caza, las bestias y los espacios no alterados por el hombre. Por este motivo, en muchas ocasiones su culto se realiza en un marco exterior al de las ciudades, siendo el mundo urbano totalmente ajeno a las influencias de esta diosa. Sus representaciones más características responden a esta doble naturaleza. Los griegos se figuraban a Artemisa como una doncella virgen vestida con ropas cómodas para deambular por los campos, armada de un arco y flechas y acompañada por diversos animales.


NACIMIENTO E INFANCIA

Todos los mitógrafos antiguos están de acuerdo en que Artemisa era hija de Zeus y Leto. Al descubrir la nueva infidelidad de su esposo, la diosa Hera amenazó con descargar su ira sobre la tierra que acogiera a Leto para dar a luz. La joven inició entonces un largo peregrinaje por diversas regiones, pero en todas ellas, temerosos de despertar la cólera de Hera, rechazaban darle acogida. De este modo, Leto llegó a la isla errante de Delos, un lugar que cambiaba constantemente de posición en el mar y que, en consecuencia, podía escapar con más facilidad de la venganza de la reina de los dioses. En esta isla Leto dio a luz a dos mellizos, Apolo y Artemisa. Agradecido por haber acogido el nacimiento de sus hijos, Zeus puso fin al peregrinar eterno de la isla de Delos y la fijó en el Océano, protegiéndola de las posibles represalias de la diosa Hera. Posteriormente, la isla de Delos fue consagrada al culto al dios Apolo y llegó a convertirse en uno de los santuarios más importantes de esta divinidad.
Los mitos que narran la infancia de Artemisa son muy escasos y todos ellos tardíos, creación de escritores de época helenística o romana. Según estos autores, la pequeña Artemisa le pidió a Zeus, su padre, que le concediera el permanecer virgen y poder vivir en los bosques, dedicándose a la caza junto a un grupo de compañeras, ninfas y dríades, que constituirían su séquito. Una vez Zeus le concedió todas sus peticiones, Artemisa solicitó a Hefesto que le confeccionara un arco y unas flechas con las que poder desarrollar su actividad como cazadora. Por último, el dios Pan le entrego una jauría de perros para que acompañaran a la diosa en las monterías.

ARTEMISA ANNUA


A partir de los estudios llevados a cabo por la doctora y química Tu Youyou cuando se descubrió el potencial de un componente de la artemisa, la artemisinina, como medio eficaz para combatir la malaria, estudios por los cuales la doctora recibió el premio Nobel de Medicina en 2015. En la actualidad la OMS reconoce la eficacia de la artemisa annual en la lucha contra esta otra epidemia, pero en combinación con otros tratamientos.

Es probablemente originaria de China, Vietnam, Corea, este de Rusia, y tal vez de las orillas del mar Negro y el Caspio en Europa. En los últimos decenios ha mostrado una gran capacidad de expansión y se encuentra como adventicia en muchos puntos de África, América y Europa. En la península Ibérica es especialmente común en la costa mediterránea, y no falta de Canarias.


El componente activo al que se le atribuye el mayor potencial terapéutico es la artemisinina. Su extracto y los derivados del mismo han mostrado claros efectos antivirales, antimaláricos, antiinflamatorios, antialérgicos, febrífugos, expectorantes, antiparasitarios y antifibróticos, y también podrían activar un efecto autoinmune o inmunoregulador.



viernes, 5 de febrero de 2021

La ciudad de las damas

 PIONERA DE LA IGUALDAD


christine de pizan, una feminista del siglo xv

Tras enviudar, y con tres hijos a su cargo, esta mujer de letras vivió de su pluma y se hizo famosa por su reivindicación del saber y la dignidad de las mujeres mucho antes de la llegada de los masivos movimientos feministas de siglos posteriores.



Christine de Pisan (circa 1364–1430) nació en Italia y llegó a Francia a los cuatro años con su padre. Podría decirse que fue la primera mujer en Europa en ganarse la vida como escritora, y se la considera, por lo general, como una de las primeras feministas, que se pronunció en favor de los derechos de las mujeres y los logros de las mujeres casadas. Escribió poemas y prosa que a menudo fueron alegóricos y filosóficos y que reflejaban su propia personalidad, única y comprometida. A menudo preparaba los libros con la ayuda de copistas e iluminadores y los ofrecía al mecenazgo de príncipes y reyes. Le Livre de la Cité des dames (El libro de la ciudad de las damas) es tal vez la mejor expresión del feminismo humanista y lúcido de Christine. Como una respuesta implícita a Ciudad de Dios de San Agustín, y también inspirado en la obra de Boccaccio, el libro está escrito como un diálogo entre estudiante y maestro. Las figuras alegóricas de la Razón, la Justicia y la Rectitud conversan con Christine y la invitan a construir una ciudad para mujeres famosas del pasado y para mujeres virtuosas de todos los tiempos, en un mundo hecho para los hombres. Entre los aproximadamente 30 ejemplares conocidos del texto, esta copia famosa y con bellas ilustraciones porta la firma de su dueño, Jean de Berry (1340–1416), un gran bibliófilo de la Casa de Borgoña.



Nueva es La Ciudad de las Damas con su nuevo reino femenino, pues, en efecto, es la primera vez que una mujer se levanta en contra de la tradición masculina para crear una conciencia de género. Esta obra, La Ciudad de las Damas [...], construye una imagen de la mujer y de la feminidad a partir del modelaje de un pensamiento forjado en diálogo con la cultura, la de los hombres, claro, pues no había otra, tanto la cortés como la clerical, pero sorprendentemente diferente. Y la diferencia estriba en que quien habla, quien escribe, es una mujer.»Victoria CirlotLa Ciudad de las Damas, considerada una clara anticipación del feminismo moderno, corona una obra que cultiva la poesía, la historia y los temas moralizantes. La argumentación sorprende por su modernidad, abordando temas como la violación, la igualdad de sexos, el acceso de las mujeres al conocimiento, etc., que convierten a este libro en una obra capital para la historia de las mujeres y para el pensamiento occidental en el alba de los tiempos modernos.