Artemisa es probablemente una de las divinidades más antiguas del panteón griego, y, precisamente por esto, es al mismo tiempo una de las más veneradas en todo el Mediterráneo. Artemisa es una diosa con dos facetas fundamentales. Es, por un lado, una diosa femenina que no tolera el contacto con los hombres, por lo que en muchos lugares su culto está restringido a las mujeres, estando severamente castigada la presencia de hombres durante el desarrollo de los mismos. Por otro lado, Artemisa es una diosa salvaje y agreste, divinidad protectora de la caza, las bestias y los espacios no alterados por el hombre. Por este motivo, en muchas ocasiones su culto se realiza en un marco exterior al de las ciudades, siendo el mundo urbano totalmente ajeno a las influencias de esta diosa. Sus representaciones más características responden a esta doble naturaleza. Los griegos se figuraban a Artemisa como una doncella virgen vestida con ropas cómodas para deambular por los campos, armada de un arco y flechas y acompañada por diversos animales.
NACIMIENTO E INFANCIA
Todos los mitógrafos antiguos están de acuerdo en que Artemisa era hija de Zeus y Leto. Al descubrir la nueva infidelidad de su esposo, la diosa Hera amenazó con descargar su ira sobre la tierra que acogiera a Leto para dar a luz. La joven inició entonces un largo peregrinaje por diversas regiones, pero en todas ellas, temerosos de despertar la cólera de Hera, rechazaban darle acogida. De este modo, Leto llegó a la isla errante de Delos, un lugar que cambiaba constantemente de posición en el mar y que, en consecuencia, podía escapar con más facilidad de la venganza de la reina de los dioses. En esta isla Leto dio a luz a dos mellizos, Apolo y Artemisa. Agradecido por haber acogido el nacimiento de sus hijos, Zeus puso fin al peregrinar eterno de la isla de Delos y la fijó en el Océano, protegiéndola de las posibles represalias de la diosa Hera. Posteriormente, la isla de Delos fue consagrada al culto al dios Apolo y llegó a convertirse en uno de los santuarios más importantes de esta divinidad.
Los mitos que narran la infancia de Artemisa son muy escasos y todos ellos tardíos, creación de escritores de época helenística o romana. Según estos autores, la pequeña Artemisa le pidió a Zeus, su padre, que le concediera el permanecer virgen y poder vivir en los bosques, dedicándose a la caza junto a un grupo de compañeras, ninfas y dríades, que constituirían su séquito. Una vez Zeus le concedió todas sus peticiones, Artemisa solicitó a Hefesto que le confeccionara un arco y unas flechas con las que poder desarrollar su actividad como cazadora. Por último, el dios Pan le entrego una jauría de perros para que acompañaran a la diosa en las monterías.
ARTEMISA ANNUA
A partir de los estudios llevados a cabo por la doctora y química Tu Youyou cuando se descubrió el potencial de un componente de la artemisa, la artemisinina, como medio eficaz para combatir la malaria, estudios por los cuales la doctora recibió el premio Nobel de Medicina en 2015. En la actualidad la OMS reconoce la eficacia de la artemisa annual en la lucha contra esta otra epidemia, pero en combinación con otros tratamientos.
Es probablemente originaria de China, Vietnam, Corea, este de Rusia, y tal vez de las orillas del mar Negro y el Caspio en Europa. En los últimos decenios ha mostrado una gran capacidad de expansión y se encuentra como adventicia en muchos puntos de África, América y Europa. En la península Ibérica es especialmente común en la costa mediterránea, y no falta de Canarias.
El componente activo al que se le atribuye el mayor potencial terapéutico es la artemisinina. Su extracto y los derivados del mismo han mostrado claros efectos antivirales, antimaláricos, antiinflamatorios, antialérgicos, febrífugos, expectorantes, antiparasitarios y antifibróticos, y también podrían activar un efecto autoinmune o inmunoregulador.
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