
En medio
de un paisaje hermoso y desolador, la muerte del abuelo reúne a todos los
miembros de una familia. Junto al pantano que anegó su hogar hace casi medio
siglo y donde reposarán para siempre las cenizas de Domingo, cada uno
reflexiona en silencio sobre su relación con él y con los demás, y sobre cómo
el destierro marcó la existencia de todos ellos.
Desde la abuela a la
nieta más pequeña, desde el recuerdo de la aldea que los mayores se vieron
obligados a abandonar a las historias y pensamientos de los más jóvenes, esta
novela es el relato coral de unas vidas sin vuelta atrás, un caleidoscopio
narrativo y teatral al que la superficie del pantano sirve de espejo. No
existe una única forma de mirar el agua, pero el sentimiento de desarraigo, de
exilio definitivo, ha permeado gota a gota a esta familia, generación tras
generación. Tal vez porque ningún lugar duele tanto como aquel al que jamás
podrás volver si no es desde el recuerdo o una vez muerto.
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