Los astures (asturi en Latín) fueron un antiguo pueblo que habitaba el noroeste de la península ibérica y cuyo territorio comprendía aproximadamente la comunidad autónoma de Asturias, las provincias de León y Zamora, la zona oriental de Lugo y Orense y parte del distrito portugués de Braganza.
Se considera que el origen y formación de esta cultura radica, entre otros aspectos, en la mezcla de una población autóctona, cuyo origen no está muy claro, con grupos de población llegados de la zona centroeuropea. No obstante, el conjunto de etnicidad de este grupo no parece nítido, y la mayoría de investigadores se inclinan a pensar en que la denominación astures sería solamente un convencionalismo empleado por los romanos a su llegada al Noroeste peninsular.
Se trataría de grupos de comunidades locales, organizados según los valles y unidades menores del territorio. Esto es posible confirmarlo en las singularidades que presentan las decoraciones cerámicas de la Edad del Hierro que denotan particularidades comarcales. De dudosa filiación lingüistica, hay una clara presencia de términos relacionados con el grupo céltico indoeuropeo.
A través de los textos clásicos conocemos algunas de sus tribus, como los pésicos, los tiburos o los gigurros. Tenían por vecinos a los galaicos, cántabros y vacceos. Se han conservado algunos de los rasgos astures, como el sistema de poblamiento denso y disperso basado en aldeas autosuficientes, la explotación colectiva de la tierra o las tradiciones comunales.
Se considera que el origen y formación de esta cultura radica, entre otros aspectos, en la mezcla de una población autóctona, cuyo origen no está muy claro, con grupos de población llegados de la zona centroeuropea. No obstante, el conjunto de etnicidad de este grupo no parece nítido, y la mayoría de investigadores se inclinan a pensar en que la denominación astures sería solamente un convencionalismo empleado por los romanos a su llegada al Noroeste peninsular.
Se trataría de grupos de comunidades locales, organizados según los valles y unidades menores del territorio. Esto es posible confirmarlo en las singularidades que presentan las decoraciones cerámicas de la Edad del Hierro que denotan particularidades comarcales. De dudosa filiación lingüistica, hay una clara presencia de términos relacionados con el grupo céltico indoeuropeo.
A través de los textos clásicos conocemos algunas de sus tribus, como los pésicos, los tiburos o los gigurros. Tenían por vecinos a los galaicos, cántabros y vacceos. Se han conservado algunos de los rasgos astures, como el sistema de poblamiento denso y disperso basado en aldeas autosuficientes, la explotación colectiva de la tierra o las tradiciones comunales.
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