Kaiser Guillermo II |
El ascenso de
Guillermo II, nieto de la reina Victoria de Inglaterra,- hijo de Victoria, la
mayor de las hijas de la reina Victoria- al trono alemán en 1890 y la consiguiente
destitución del anciano canciller Bismarck provocaron un giro radical en la
política exterior alemana.
Guillermo II
abandonó el sistema de alianzas construido por Bismarck que había garantizado
la paz en Europa durante casi veinte años e impulsó una política alemana de
hegemonía mundial, la Weltpolitik.
La mayor parte de
los historiadores consideran que en ese momento se inició el camino que
finalmente llevó a la Primera Guerra Mundial
El período que
antecedió a la Gran Guerra, la conocida como “Belle Epoque”, se caracterizó en
el terreno internacional por una creciente tensión entre las grandes potencias.
La globalización económica y al auge del colonialismo incrementaron las
rivalidades. En ese contexto, una serie de crisis internacionales fueron
conformando dos alianzas enfrentadas.
Carlos I de Austria |
Carlos fue el
último monarca Habsburgo. Incapaces de seguir sosteniendo el esfuerzo militar,
Austria y Alemania pidieron el armisticio el 1 de octubre de 1918. Apenas 20
días después, Austria-Hungría se disolvió, en tanto que el emperador, negándose
a abdicar, hubo de huir al extranjero (11 de noviembre).
El primer cambio
tiene lugar en el contexto de la globalización que estaba viviendo la economía
mundial. El ascenso de Estados Unidos y Japón, significó el paso de un
concierto europeo a un concierto mundial de potencias. Dos guerras en el
tránsito de siglo ejemplifican esta transformación: la guerra
hispano-norteamericana de 1898 y la guerra ruso-japonesa de 1905.
El segundo cambio
vino propiciado por las transformaciones tecnológicas de la segunda revolución
industrial. El dominio de las nuevas tecnologías e industrias provocó una nueva
correlación de fuerzas entre las potencias. La cada vez más poderosa Alemania
comenzó a desafiar la hegemonía británica. Este desafío se concretó en dos
terrenos: la creciente competencia de la economía germana y el acelerado
rearmen naval alemán.
La tercera
transformación la encontramos en la expansión colonial europea de fines del
siglo XIX. La extensión de los imperios coloniales exacerbó la pugna por
territorios y mercados entre las potencias industriales europeas. La
competencia no solo se dio por razones económicas. A menudo cuestiones
políticas, geoestratégicas o de prestigio estuvieron detrás de los conflictos
coloniales.
Las crisis que
precedieron al conflicto
Durante la década
anterior a la guerra se sucedieron cuatro crisis internacionales que marcaron
la evolución hacia el conflicto generalizado.
Dos tuvieron como escenario Marruecos en
1905-1906 y en 1911. Alemania desafió la hegemonía francesa en el territorio,
pero fracasó en su intento. El desafío germano confirmó la solidez de la
Entente Cordiale y propició ante la creciente agresividad germana la firma en
1907 del Acuerdo anglo-ruso. Nacía así la Triple Entente uno de los bandos que
se iban a enfrentar en la primera guerra mundial.
Las otros dos crisis
tuvieron lugar en los Balcanes. Tras la anexión austriaca de Bosnia-Herzegovina
(1908), la región se vio sacudida por las guerras balcánicas (1912-1913). Dos
guerras sucesivas en las que se vieron involucrados todos los estados
balcánicos. La primera enfrentó a todos con Turquía, la segunda enfrentó a los
vencedores, Serbia, Grecia y Montenegro, contra Bulgaria. Las guerras
concluyeron con el Tratado de Bucarest (1913) que supuso un vuelco en la
situación en la zona:
-Turquía quedó
reducida en los Balcanes a la región en torno a Estambul.
-Serbia, aliada de
Rusia y defensora de los derechos de los eslavos en el imperio austro-húngaro,
se consolidó como el principal estado de la región.
-Austria-Hungría,
alarmada por el fortalecimiento serbio, llegó a la conclusión de que solo una
guerra preventiva impediría que Serbia, alentada por Rusia, encabezara un
levantamiento general de los eslavos en el Imperio de los Habsburgo.
Nicolás II último zar de Rusia |
Rusia estaba
decidida a intervenir en el caso de que Austria-Hungría atacase a Serbia.
Francia, a su vez, era mucho más proclive a apoyar a Rusia.
El ambiente bélico
se extendía por las diversas capitales europeas.
La crisis
definitiva: el atentado de Sarajevo (verano de 1914)
28 junio
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Atentado de Sarajevo
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23 julio
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Tras asegurarse el apoyo alemán, Austria-Hungría
lanza un ultimátum a Serbia
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28 julio
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Austria-Hungría declara la guerra a Serbia
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30 julio
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Rusia inicia la movilización general
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1 agosto
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Alemania declara la guerra a Rusia. Francia
inicia la movilización general.
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3 agosto
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Alemania declara la guerra a Francia
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4 agosto
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Alemania invade Bélgica, lo que provoca que el Reino
Unido le declare la guerra.
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El enorme costo de
vidas en los frentes, las penurias de la población civil y la conciencia de que
la guerra no iba a concluir pronto extendieron el desánimo en los países
contendientes. Los ejemplos son múltiples: oleada de huelgas en Gran Bretaña en
1916, motines en el ejército francés en 1917, aumento de las demandas
nacionalistas en Austria-Hungría... Sin embargo, serán dos los acontecimientos
clave que decidirán el signo de la guerra: la revolución soviética en Rusia , (
1917),y la entrada de Estados Unidos en el conflicto.
El 28 de junio de
1914 el Archiduque Francisco Fernando, sobrino del Emperador Francisco José I y
heredero al trono austro-húngaro, fue asesinado en Sarajevo (Bosnia). Un
activista serbobosnio, Gavrilo Princip, miembro de la organización nacionalista
serbia "La Mano Negra", fue el autor del magnicidio.
Lenin |
Los Tratados
firmados tras la Conferencia de París no contribuyeron en absoluto a
estabilizar la situación europea y mundial.
Los errores de esos tratados de 1919 están detrás del nuevo conflicto mundial que estalló veinte años
después.
Alemania fue
duramente tratada en el Tratado de Versalles.
Sin embargo, el país no fue ocupado militarmente en su totalidad y su
poderío económico no sufrió una merma sustancial. La gran contradicción del
Tratado de Versalles fue que trató de imponer una paz muy dura a un estado que
aún era muy poderoso. Las posturas revanchistas, alentadas por las dificultades
de la posguerra, pronto se extendieron en Alemania. Era el caldo de cultivo
adecuado para grupos como los nacionalsocialistas de Hitler.
Tras la firma de
los tratados de paz en Italia se repetía la frase "Hemos ganado la guerra,
pero hemos perdido la paz". Las
exiguas anexiones conseguidas parecieron muy poco a muchos italianos. Un
antiguo socialista, Benito Mussolini, encabezó uno de los grupos políticos
extremistas que agrupaban a los descontentos.
La aplicación del
principio de las nacionalidades (cada nación debía constituir su estado) en una
realidad tan compleja como la de Europa Central y Oriental hizo que muchos de
los nuevos estados incluyeran minorías nacionales descontentas con la nueva
situación.
Francia, pese a
imponer duras condiciones a Alemania, no consiguió que los países anglosajones
se comprometieran a un pacto que garantizase su apoyo ante un eventual ataque
alemán. La negativa norteamericana a firmar los tratados fue capital para el
fracaso francés. La fragilidad de la posición francesa quedó clara en cuanto
Hitler reinició el rearme alemán en la década de los treinta.
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